Dinorah Contreras cumplió dos años en Texas el 11 de enero de 2025. Allí trabaja en una pizzería que le brindó la estabilidad económica que se le hizo esquiva en Venezuela. Además conoció el amor. Sin embargo, su tranquilidad se desmoronó al enterarse de que la administración del presidente de los Estado Unidos, Donald Trump, revocó la extensión del Estatus de Protección Temporal (TPS)
La orden ejecutiva que revoca la extensión del Estatus de Protección Temporal (TPS) en Estados Unidos le cayó como un balde de agua a Dinorah Contreras. Se enteró de la noticia la mañana del miércoles 29 de enero, cuando su hermana le envió el link de una nota de prensa por WhatsApp. Desde ese momento, la sonrisa con la que atendía a sus clientes se desdibujó.
“Sentí un vacío en el estómago parecido al que sentí cuando salí de Venezuela y ahora tengo mucho miedo, no quiero que me deporten”, dijo la mujer de 33 años a El Pitazo, vía telefónica.
Dinorah Contreras cumplió dos años en Texas el 11 de enero de 2025. Allí trabaja en una pizzería que le brindó la estabilidad económica que se le hizo esquiva en Venezuela. Además, conoció el amor.
“Me ha ido superbién, aunque trabajo mucho, y eso para algunas personas es lo malo de este país. Yo me siento afortunada de tener trabajo y una pareja. Me frustra pensar que me puedan devolver a Venezuela, donde vendí todo lo que tenía”, confesó.
En Venezuela, Contreras vivía en Santa Teresa del Tuy, estado Miranda. Todos los días se levantaba temprano para viajar hasta Caracas. En la capital trabajaba como peluquera en un reconocido establecimiento ubicado en un centro comercial.
Su capacidad de ahorro fue mermando mientras se agudizaba la crisis económica en su país natal, pero no se atrevía a emigrar porque no quería dejar sola a su mamá. Pero las circunstancias cambiaron porque su progenitora falleció en octubre de 2022.
Un mes más tarde, Contreras empacó sus maletas y emprendió un largo viaje, que incluyó cruzar la selva del Darién hasta llegar a México. Allí solicitó una cita a través de la CBP One, y un mes después estaba frente a un funcionario de migración que aprobó su ingreso legal al país estadounidense.
Contreras viajó directamente a la ciudad de Dallas, Texas. Allí reside su hermana desde hace tres años. Como no consiguió trabajo en su oficio, dejó a un lado el secador y el cepillo para ir tocando puertas en fábricas y restaurantes.
El mánager de una pizzería, oriundo de México, quedó encantado con los atributos físicos y la simpatía de la venezolana y le dio trabajo. Ahora viven juntos y laboran en el mismo lugar.
“No estoy tranquila en el negocio, tampoco en la casa. Uno escucha muchos rumores desde que Donald Trump llegó a la Presidencia. Prácticamente me siento perseguida. Tengo el TPS aprobado hasta abril de este año, pero eso parece que no vale de nada y en cualquier momento me pueden sacar de este país. Estoy viviendo una agonía”, dijo con preocupación la entrevistada.