La caída de un banco siempre es un fracaso para el supervisor financiero. La Reserva Federal ha acusado el golpe de la quiebra del californiano Silicon Valley Bank y del neoyorquino Signature Bank y se ha puesto a hacer examen de conciencia. Puesto que el sistema no ha funcionado, el banco central se plantea cómo mejorar la supervisión y endurecer los requisitos de capital y liquidez a los bancos medianos para prevenir otros casos similares.
La Reserva Federal ya anunció el mismo lunes la puesta en marcha de una investigación acerca de los fallos de supervisión. El proceso será rápido y el informe con las conclusiones se publicará antes del próximo 1 de mayo. “Los acontecimientos en torno al Silicon Valley Bank (SVB) exigen una revisión exhaustiva, transparente y rápida por parte de la Reserva Federal”, dijo su presidente, Jerome H. Powell, a través de un comunicado.
“Tenemos que ser humildes y llevar a cabo una revisión cuidadosa y exhaustiva de la forma en que supervisamos y regulamos esta firma, y de lo que debemos aprender de esta experiencia”, añadió el vicepresidente de Supervisión, Michael S. Barr, que dirige la revisión.
El comunicado dejaba pocas dudas de que la Reserva Federal se plantea cómo mejorar su papel, pero el banco central considera cambios sin esperar siquiera a los resultados del informe. El papel del banco central en la tutela del sector financiero es una mezcla de regulación y supervisión.
En 2018, bajo el impulso del anterior presidente, Donald Trump, se aprobó una ley que relajaba los requisitos de vigilancia sobre los bancos medianos con la idea de que no eran sistémicos. La realidad ha demostrado lo contrario. Un banco como el SVB puede no ser sistémico por sí mismo, pero sí por el posible efecto contagio sobre el conjunto del sector financiero. Aquella norma reservaba las exigencias más duras solo a las entidades con más de 250.000 millones de dólares en activos.
Pero más allá del cambio legal, la propia Reserva Federal suavizó requisitos de capital y liquidez a SVB y otros bancos medianos. El supervisor fue incapaz de diagnosticar con éxito el riesgo que implicaba el acelerado crecimiento de SVB, la fuerte dependencia de sus depósitos de clientes procedentes de un solo sector (el tecnológico, con start ups y firmas de capital riesgo como principales clientes) y la concentración de sus inversiones en títulos a largo plazo (deuda pública y cédulas hipotecarias) con los que la entidad asumía un fuerte riesgo de tipo de interés.
Es llamativo que algunos analistas financieros independientes en sus informes para clientes habían señalado estas debilidades mientras que la Reserva Federal se quedaba impasible.
Según adelantó este martes The Wall Street Journal, el supervisor se está planteando ahora imponer a los bancos medianos, en su mayoría de implantación regional, unos requisitos de capital y liquidez más exigentes, así como someter a sus balances a pruebas de resistencia teóricas (test de estrés, una herramienta de supervisión habitual) para ver si esas entidades están preparadas para afrontar una recesión o un deterioro súbito de las condiciones económicas. El medio no precisa cuáles serán esas nuevas exigencias ni si se trata de requisitos individualizados o de una norma general. En el punto de mira están las entidades con activos entre 100.000 y 250.000 millones de dólares.
En paralelo, el propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y numerosos congresistas demócratas están pidiendo un endurecimiento de la ley, para volver a imponer a los bancos medianos los requisitos de la ley Dodd-Frank de los que se les eximió en 2018. Aquella ley, aprobada en 2010, fue una respuesta a la crisis financiera de 2008. Su relajación contó con el apoyo de uno de los congresistas que le dio nombre, Barney Frank, que era consejero del intervenido Signature Bank.
La senadora demócrata por Massachusetts Elizabeth Warren ha sido una de las más activas: “En 2018, hice sonar la alarma sobre lo que sucedería si el Congreso hacía retroceder las protecciones críticas de la ley Dodd-Frank: los bancos se cargarían de riesgo para aumentar sus ganancias y colapsarían, amenazando a toda nuestra economía, y eso es precisamente lo que ha sucedido”, ha dicho este martes en un comunicado. “El presidente Biden ha pedido al Congreso que refuerce las normas para los bancos, y estoy proponiendo legislación para hacer justo eso, derogando el núcleo de la ley bancaria de Trump”, ha añadido.
El senador Bernie Sanders se suma a ese llamamiento: “Hace cinco años, ayudé a liderar el esfuerzo contra el proyecto de ley de desregulación bancaria que ha llevado a la caída de Silicon Valley Bank y Signature Bank. Ahora es el momento de derogar esa ley, acabar con los bancos demasiado grandes para quebrar y atender las necesidades de las familias trabajadoras, no de los capitalistas buitre. No podemos seguir teniendo más y más socialismo para los ricos e individualismo rudo para todos los demás”, ha dicho.