SIMÓN BOLÍVAR SÍ COMIÓ MANGOS Y LO HIZO POR PRIMERA VEZ EN MARGARITA.
La Isla de Margarita jugó un papel geo-estratégico vital para los intereses de la Corona española no solo por su ubicación geográfica, también por la cercanía a Cubagua y por la abundancia de sus bancos perlíferos. Esto último es lo que permite que España ponga la mirada en serio hacia la Isla y otorga la capitulación para su poblamiento y por ende en la adquisición de las ganancias de los productos que allí se pudieren producir para su comercialización.
En el siglo XVIII las perlas ya habían escaseado, pero en su interior se procesaban productos agrícolas importantes y su ubicación era prioritaria para la entrada y salida de barcos cargados de esos frutos que se producían internamente o en el resto de las provincias venezolanas.
Algunos de los rubros que caracterizan la economía margariteña: dentro del sector secundario, las actividades industriales más importantes fueron la salazón y conserva de pescados, la construcción de embarcaciones pesqueras. Otra actividad es la artesanal, a base de textiles (chinchorros, etc.), calzado, alpargatería, aguardiente, conserva de dátiles y dulcería, alfarería, cerámica, artesanías de hojas de palma tales como sombreros, cestería, etc.
En diferentes partes de la Isla se cultivaron muchos productos agrícolas como plátanos, dátil, níspero, anón, cereza, pandeaño, lechosas, melón, patillas, auyamas, yaguarey, naranja, limón, etc. Asimismo se producen otros rubros importantes: «en todas las albuferas se recoge el mangle colorado que se emplea en las curtidurías locales y se exporta al continente, lo mismo que el dividivi. En las comarcas áridas de Macanao se explota el Guayacán» (Cunill Grau, 1987). De igual forma existieron frutos locales aclimatados aquí, como por ejemplo el mango.
Según Subero (1980), la agricultura estuvo esparcida por toda la Isla: tuvo su principal asiento en los valles del Espíritu Santo y Santa Lucia (La Asunción), Tacarigua, Paraguachí, San Juan y Pedro González. Esto da una idea de que los centros agrícolas, en su mayoría, estuvieron alejados de las costas marinas. Tubérculos como la yuca que empleaban en la fabricación del casabe. El algodón que se usa para la elaboración de hamacas. La caña de azúcar además del papelón para destilar el ron. Y por supuesto el tabaco se trabajó de manera constante durante toda la época colonial, inclusive hasta en los hechos de Independencia.
Por años se sostuvo que Bolívar no pudo haber probado nunca un mango, por la sencilla razón de que esta fruta, originaria de Ceylán, fue introducida en el país en el siglo XIX, después de la batalla de Carabobo que selló nuestra independencia. Intelectuales serios y respetables como Lisandro Alvarado, Henry Pittier, Arturo Uslar Pietri, Vinicio Romero, etc., sostuvieron esta tesis y así se construyó, ingenuamente, un falso positivo que perduró por años (un problema muy repetido en la gastronomía venezolana) y que la única manera de desmentir es con la aplicación de la antropología gastronómica. En 1800, Alejandro de Humboldt, en su libro «Viaje a las Regiones Equinocciales», daba cuenta del hecho de haber visto grandes cantidades de árboles de mango en Guayana, especialmente en la hacienda de Félix Farreras.
Las primeras luces esclarecedoras de la llegada del mango a Venezuela las encendió el historiador Pablo Ojer, en un escrito publicado en El Diario de Caracas, en 1991, donde asegura que el mango fue traído a Venezuela por el navegante Fermín de Sancinenea, en 1789, posiblemente desde la isla de Trinidad, a donde, a su vez, había llegado de Barbados, había pasado por Margarita (donde se creen se sembraron los primeros mangos meses antes que en Guayana), completando su penetración continental iniciada años antes en Brasil, a donde la llevaron navegantes portugueses luego de tocar costas de Angola, en África.
Sancinenea le explicó a su jefe, el ministro español Antonio Valdés, en una carta fechada el 29 de abril de 1789, que había sembrado en Varias Angostura, actual Ciudad Bolívar, canela, nuez moscada, clavo de olor, pimienta de Castilla y mango. Las semillas las había traído de Cayena, que en esa época pertenecía a Francia, a donde habían llegado a la isla de Trinidad desde tierras tan lejanas. En otro documento del 27 de mayo de 1795, enviado a Carlos IV, se anexan las certificaciones que avalan la introducción de la planta en tierras de Nueva Esparta y guayanesas.
Cuando se sembró el primer mango en el país, Bolívar tenía unos seis años de edad. El 6 de mayo de 1816, el Libertador Simón Bolívar firma en la Villa de Santa Ana del Norte un Decreto mediante el cual el barcelonés Andrés Rojas fue ascendido al grado de General de Brigada. Esta fue la recompensa que recibió Rojas por los servicios prestados entre 1813 y 1815 en las campañas militaras de Barcelona y Maturín a favor del Ejército Patriota. También fueron ascendidos al grado de Coronel, José Celedonio Tubores, Pablo Ruiz, Ricardo Maza, Francisco Esteban Gómez y Policarpo Mata. En esos días disfrutó de comer mango de Margarita, por lo que esto demuestra que Simón Bolívar sí comió mango en Margarita y posiblemente también en Guayana.
Por: Juan José Hassan.
Tomado de: El Sol de Margarita.
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