Con jonrones de Munetaka Murakami y Kazuma Okamoto, además de un cierre estelar del astro Shuhei Ohtani, el equipo de Japón venció este martes en la final en Miami al conjunto de Estados Unidos 3×2 para titularse invicto (7-0) y por tercera vez en el Clásico Mundial de béisbol.
Esta fue la tercera corona de los nipones (2006, 2009 y 2023), mientras que el conjunto de las barras y las estrellas, que contó con vuelacercas de Trea Turner y Kyle Schwarber, no pudo revalidar el título conseguido en la cuarta edición en el 2017.
El estelar torpedero de los Filis de Filadelfia, Turner, volvió a sonar el madero para su quinto vuelacerca del torneo y el cuarto en la ronda eliminatoria, para poner a Estados Unidos al frente en el segundo inning 1×0.
Con su cinco cuadrangulares, Turner empató la marca de todos los tiempos para un solo torneo de este tipo, que ahora comparte con el suroreano Seung-Yeop Lee desde el 2006.
Empero, acto seguido, al cierre de ese capítulo, el toletero Murakami, el hombre que dejó tendido la víspera a los mexicanos, sonó toletazo de cuatro esquinas al segundo nivel del jardín derecho para igualar el marcador 1-1.
Japón llenó las bases después del bambinazo con apenas un out y Lars Nootbaar en la caja de bateo, el mánager Mark DeRosa decidió sacar a Merrill Kelly por el relevista zurdo Aaron Loup (Angelinos), quien permitió la segunda carrera en una jugada de selección al cuadro interior.
En el cuarto capítulo, el relevista Kyle Freeland permitió también largo jonrón de Okamoto entre el jardín izquierdo y central y la novena nipona se fue al frente 3×1.
El apagafuegos Freeland colgó el cero en el quinto pese a dar una base por bolas al dominar a Nootbaar (elevado), el peligroso Ohtani (roletazo a primera), quien fue bateador designado y lanzó de apagafuegos en el noveno, y Yoshiba también con rodado.
Acto seguido, Japón continuó dominando cuando el relevista Hiromi Itoh retiró de 1-2-3 a Turner, al receptor J.T. Realmuto y Cedric Mullins, para el cuarto cero consecutivo del conjunto de las barras y las estrellas.
La novena japonesa amenazó de nuevo en el sexto luego de dos outs cuando el relevista Jason Adam perdió la zona de strike y concedió dos bases por bolas y un lanzamiento descontrolado que llenó las bases, pero finalmente dominó a Nootbaar en elevado al derecho.
En el séptimo, el llamado inning de la suerte, Estados Unidos puso dos hombres en base sin out cuando el emergente Jeff McNeil negoció boleto y Mookie Betts conectó sencillo, pero el apagafuegos Taisei Ota metió el brazo y dominó a Mike Trout en línea al derecho y a Paul Goldschmidt en roletazo para dobleplay y los locales recibieron así su quinto cero consecutivo.
– Señales de vida –
En el octavo, los estadounidenses dieron señales de vida cuando el toletero de los Filis Schwarber sonó bambinazo por al derecho contra Yu Darvish, de los Padres de San Diego, para acercar la pizarra 3×2.
Acto seguido, Turner siguió con sencillo al central, pero Realmuto murió en elevado manso al cuadro y Mullins en elevado al central.
En el noveno, Ohtani, quien fue el MVP del partido, salió al rescate y ponchó a Trout, su compañero en en los Angelinos de las Grandes Ligas.
Ganó el abridor Imanga (1-0), perdió el también abridor Kelly (0-1) y Ohtani se apuntó el rescate.
Ohtani, para llevarse su trofeo de MVP, bateó en el torneo para .435 con un jonrón, cuatro dobles, ocho impulsadas y 10 boletos, mientras que en el pitcheo registró foja de 2-0 con un salvado y una efectividad de 1.86, además de 11 ponches en 9 y 2/3 de innings.
«Definitivamente es el número uno (el torneo)», dijo Ohtani después del triunfo. «Tiene que estar ahí arriba. Fue un final de libro de cuentos. Más que nada, aprecio este torneo, toda esta situación, toda esta atmósfera».
Así los asiáticos ganaron su tercer clásico mundial después de 14 años.