Las migraciones son fenómenos sociales complejos. Son consecuencia de situaciones extremas que terminan arrinconando a miles y a veces a millones de personas a irse de donde vivían, a dejar atrás relaciones, cariños, pertenencias y a veces hasta la vida.
Las carreteras, selvas y mares del planeta están tapizados por muertos de las distintas olas de migrantes que se han sucedido a lo largo de la historia. Una de las últimas es según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la venezolana, que se estima alcance la cifra de al menos 5.6 millones de personas.
Quizá los ejemplos más trágicos de esta historia ocurren cuando los sueños de los migrantes se quiebran por decenas. Cuando no se trata de una sola víctima, sino de muchos. Niños, embarazadas, adultos, abuelos, cuando la parca llega no hace distinciones.
Esta historia, se remonta a finales del año pasado, al 17 de diciembre, día del natalicio del Libertador, cuando un grupo de migrantes intentó alcanzar el sueño americano evadiendo el peligros Tapón del Darién.
Saldrían desde la isla de San Andrés en Colombia, hasta Corn Island en territorio nicaragüense. No es una ruta descubierta a raíz de la migración, era usada por el narcotráfico colombiano. Lo que sucedió es que se “amplió el mercado” por así decirlo, si no hay cocaína, al menos siempre habrá migrantes que buscan alcanzar su sueño
En el bote viajaban 26 personas, sus nombres nos permiten darle rostro a la tragedia: Viajaban los venezolanos Francis Nayarit Cuellar Montilla (25), Lyhann Andrés Colmenares Cuellar (1), Sabrina de Los Ángeles Portillo Rojas (15), Aarón Jesús Portillo Rojas (10), Elibeth Yohana Padilla Rincón (32), Sofía Valentina García Padilla (1), Nelsimer Carmelita Rojas García (35). Yaibelis Coromoto Robles Reyes (21), Julia de los Ángeles Robles Reyes (03), Ányela Alejandra Rojas Navas (28), Jean Emir Aquino Bosques (45), Víctor Manuel Aguirre López (43), Deyvic José Ramírez Varela (38), Alejandra García (18), Deivy Yussef Pinzón Manosalva (33), Edgar Mauricio Pinzón Manosalva (31), Jacqueline Velazco Zambrano (50) y Grecia Yarleni Roa Velazco (22).
Los ecuatorianos Rina Fabiola Moreira García (22), Ryan Javier Jiménez Moreira (2), Stward Javier Jiménez Alvarado (21), los sirios Michelle Dahi (16), Fadi Dahwash (20) y Mtanos Alissa (30) y los colombianos Guillermo Eduardo Díaz Figueroa y Robinson Acosta Puello, tripulación de la lancha.
A pesar de que había reportes de mal clima, la embarcación zarpó en lo que sería un viaje de al menos cuatro horas, pero nunca llegó a su destino, los familiares todavía esperan sus llamadas.
El 27 de diciembre se encontró el bote volcado, días más tarde localizaron documentos de algunos pasajeros. Hasta la fecha no han encontrado los cuerpos de los desaparecidos.
Este es solo uno de los casos de venezolanos que fueron devorados por el mar. Las tragedias se repiten con pasmosa regularidad en El mar Caribe, Colombia, Aruba, Curazao y Trinidad.
Los migrantes arriesgan todo por salir adelante, en el camino se enfrentan al miedo, a la frustración, a la xenofobia y a la muerte.