lic Eloy Gil
EL VOTO ESTRATÉGICO
En un artículo anterior manifesté mi decisión de votar el 22 de octubre por la señora Machado, a pesar de estar persuadido de que la selección del candidato debe ser por consenso y creer en Eduardo Fernández como el adecuado para dirigir un gobierno de transición dada las circunstancias políticas y económicas que estamos atravesando (aún creo en ambos), pero el 22 de octubre es una realidad y ante la inhabilitación de María Corina tomé la DECISIÓN ESTRATÉGICA de votar por ella.
Algunos amigos han alegado: «no deberías votar por esa candidata, está inhabilitada y no la dejarán participar». Pero de ganar masivamente (de allí la decisión estratégica) se puede originar un fuerte movimiento interno y externo (inexistente en la actualidad ante el fracaso del mantra) conducente a negociaciones entre los partidos, así como con el gobierno (la candidata ha reiterado su disposición de dialogar con Maduro) y a nivel internacional (Blinken Secretario de Estado de los EEUU dijo que están «dispuestos a levantar de manera progresiva las sanciones si hay acuerdos entre Maduro y la oposición). Una decisión estratégica, en este caso, conduce a tener nuevamente la fuerza perdida de la época de Guaidó para negociaciones exitosas las cuales favorezcan a ambas partes, entre ellas pudieran estar levantar las inhabilitaciones.
No es elegir a un vengador, como lo advirtió en su momento Carlos Andrés, no es elegir a «cualquiera», es elegir a quien esté debidamente preparado y sea capaz de ganar, cobrar y gobernar a un país semi destruido, desconfianza de los inversionistas y con Asamblea Nacional, TSJ, Fuerzas Armadas, Gobernadores, Alcaldes y otros poderes en contra (no son conchas de ajos). Ese ganador o ganadora, además de entenderse con los variados sectores opositores incluyendo a Brito, deberá también establecer acuerdos con Maduro y Diosdado. Ellos y el PSUV son una realidad ahora y lo serán en el futuro.
No estamos en la «Cuarta República», estamos en presencia de un gobierno totalmente distinto a aquellos. Por tanto, debemos emular a Mandela quien fue capaz de apartar de su lado a una mujer radical como Winnie Mandela, su propia esposa, y entenderse con De Klerk quien era uno de sus carceleros y Presidente de la República y luego lo nombró como su Vicepresidente, además de ratificar a algunos de sus ministros. Emular a Patricio Aylwin quien al ganar se entendió con el gobierno saliente hasta el punto de dejar a Pinochet como comandante general del ejército. De emular a Lech Walesa quien llegó a acuerdos con el partido Comunista Polaco. La democracia y la economía se fortalecieron en Sudáfrica, Chile y Polonia. Sobran otros ejemplos en el mundo.
En Barinas, para no ir muy lejos, una cosa fue la elección donde gana Superlano y otra lo ocurrido posteriormente y exitosamente con Garrido. Si bien Barinas no es Venezuela y un Gobernador no es el Presidente, puede servir de ejemplo. La oposición tiene altas probabilidades de ganar sí y solo sí vaya unida (aún con doble pañuelo en la nariz) de lo contrario: Maduro al 2030 y en el 2029 repitiendo la historia del 2023. Maria Corina debe jugar papel importante en esa unidad sin que la estén endiosando y pisando tierra. Cuidado con aquello: «es la única que puede». El objetivo es vencer al Madurismo con un candidato debidamente preparado.
La ruta es «hasta el final» pero PACÍFICA, CONSTITUCIONAL y ELECTORAL, sin llegar al gobierno con un hacha al hombro o a «freir cabezas en pailas de aceite hirviendo». El perdón (Efesios 4:32) debe estar presente, lo cual no significa impunidad. Sea María Corina, Eduardo Fernández u otro el abanderado, debemos unirnos en torno a él como producto de un consenso o acuerdo necesario; es decir, un «movimiento de unidad nacional» para hacer posible en el mediano plazo la Venezuela soñada.
! Para reflexionar !
Eloy Gil