Por José Gregorio Figueroa Delgado (El Guápiri-Ñáquiri)
La práctica social diaria facilita una mayor comprensión de la sapiencia esparcida por los grupos humanos. Para Moya (1948) el Folklore es el remanente actual de manifestaciones culturales superadas o sustituidas en el tiempo y que se halla en función transferible de mayor o menor intensidad dentro de todos los núcleos sociales” (p.3). La sabiduría anónima es dinámica. Su tradicionalidad mantiene activo al ser humano. Se recibe permanentemente influencias en la misma medida que va dando algo de si. El pueblo acepta determinados ingredientes y le imprime una modalidad particular, la suya o la de su colectividad. El Folklore va perdiendo elementos en su trajinar por diferentes generaciones pero al mismo tiempo va incorporando a veces tanto como pierde. Lo importante es que el pueblo realice la escogencia de los elementos o detalles que se adapten a la idiosincrasia. Imbelloni 1.943 citado por Liscano (1950), define al “folklore como aquella sección de la Antropología Cultural que abarca el saber tradicional de las clases populares de las naciones civilizadas” (p.42).
La sapiencia popular es todo lo que el hombre hace por abultar el conocimiento donde convive, otras veces aprende de las generaciones que lo antecedieron. “El Folklore como ciencia tiene por objeto la “reconstrucción de los patrimonios” en cuanto comprende la totalidad de los bienes culturales que caracterizan las funciones vitales de un estado de civilización” (Ibídem: 42). Los bienes folklóricos pertenecen a la vida material, la vida social o la vida mental.
Los patrimonios culturales vivientes y los docentes de una sociedad deben unir esfuerzos para que la sabiduría anónima sea aplicable a los grupos y arribe con facilidad al plano individual. Tovar (1985) también emite su aporte al decir “Folklore es una cultura oral tradicional que el pueblo recibe de sus mayores y que se crea de acuerdo con la dinámica social y con la mentalidad individual” (p.4). El cultor popular representa ese ser adulto que posee mayores conocimientos sustentados en vivencias, creencias y tradiciones que han sido proyectadas de generación en generación. El reto consiste cuando se pretende aplicar un modelo para el fortalecimiento de la Cultura Popular y la Identidad Regional en un área geográfica determinada, en este caso el municipio Sucre del estado Sucre. Las teorías ya existen, el Folklore como teoría del conocimiento es la sociología del saber vulgar, convertido en saber científico.
Todas estas definiciones planteadas y analizadas representan la labor realizada por un grupo de investigadores preocupados por el destino del folklore y la cultura de los pueblos en el mundo, en Venezuela y en las regiones.