Más de 3.600 personas murieron por un devastador terremoto de magnitud 7,8 que sacudió el lunes el sureste de Turquía y el norte de Siria, y que se sintió incluso hasta en Groenlandia.
En Turquía, donde se registró el epicentro, al menos 2.316 personas murieron, según el último balance comunicado por la agencia de gestión de catástrofes. Las autoridades añadieron que más de 13.000 personas resultaron heridas.
En Siria, el sismo causó al menos 1.293 muertos y más de 2.400 heridos. El Ministerio de Salud sirio informó de 593 personas muertas y 1.403 heridos en las zonas bajo control del gobierno en este país en guerra.
Los Cascos Blancos, que operan en las partes de Siria en manos de los rebeldes, indicaron que hubo al menos 700 muertos y más de 1.050 heridos en esos sectores.
«La situación es muy grave, muchas personas siguen todavía bajo los escombros de edificios», declaró el cirujano Majid Ibrahim, desde el hospital Al Rahma de la ciudad siria de Darkush.
El temblor se sintió a las 04H17 (01H17 GMT) y se produjo a una profundidad de 17,9 kilómetros, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). El epicentro se situó en el distrito de Pazarcik, en el sureste de Turquía, a unos 60 km de la frontera siria.
Se registraron unas cincuenta réplicas, entre ellas una de magnitud 7,5 que golpeó la zona nueve horas después, a cuatro kilómetros al sureste de Ekinozu.
Siete días de luto en Turquía
El balance de las víctimas ha ido agravándose con las horas debido al alto número de edificios derrumbados — unos 3.471 según las autoridades — en ciudades como Adana, Gaziantep, Sanliurfa y Diayarbakir.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió a AFP que el número de víctimas podría ser hasta ocho veces superior.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró siete días de luto por las víctimas. «Nuestra bandera estará izada a media asta hasta la puesta de sol del domingo», dijo en un tuit.
Su gestión de esta tragedia tendrá mucho peso en las elecciones del 14 de mayo.
Debido a la hora en que ocurrió el sismo, de madrugada, la mayoría de la gente estaba durmiendo.
«Pensamos que era el apocalipsis», declaró a AFP la reportera Melisa Salman, que vive en Kahramanmaras, epicentro del sismo.
«Estamos afuera desde las cuatro y media de la madrugada. Está lloviendo, pero nadie se atreve a volver a sus casas por miedo a nuevas réplicas», agregó esta joven de 23 años.
En Diyarbakir, unos 380 km al este, Muhittin Orakci presenció las operaciones de rescate frente a un edificio en ruinas. «Siete miembros de nuestra familia están bajo los escombros», dijo.
Y en Sanliurfa, a escasos kilómetros de Siria, Emin Kaçmaz, de 30 años, explicó que se quedará toda la noche fuera. «El edificio no es seguro», señaló.
«Todo el edificio se desplomó»
Este sismo es el más importante en Turquía desde el terremoto del 17 de agosto de 1999, que causó 17.000 muertos, un millar de ellos en Estambul.
Según el vicepresidente turco, Fuat Oktay, se cerraron al menos tres de los aeropuertos del área afectada, Hatay, Maras y Gaziantep.
La nieve y las tormentas que azotan la región impedían el tráfico en otros más, incluido el de Diyarbakir, constató AFP.
En el pueblo sirio de Azmarin, fronterizo con Turquía, Usama Abdelhamid contó que sintió el temblor mientras estaba durmiendo.
«Con mi mujer y mis hijos, corrimos hacia la puerta de nuestro apartamento del tercer piso. Cuando la abrimos, todo el edificio se desplomó», declaró.
La agencia siria SANA difundió imágenes que mostraban importantes destrucciones en varias ciudades, entre ellas Lataquia, en la costa del Mediterráneo, donde se derrumbaron edificios enteros.
También se derrumbaron edificios en Hama, en el centro del país, y en Alepo, la segunda ciudad siria en el norte, donde quedó dañada la famosa ciudadela.
El Ministerio de Educación anunció el cierre de escuelas en todas las regiones controladas por el gobierno hasta el fin de semana.
Raed Ahmed, jefe del Centro Nacional de Monitoreo Sísmico de Siria, dijo a una radio oficial que este fue «históricamente el mayor terremoto registrado».
Minuto de silencio en la ONU
La Asamblea General de la ONU guardó un minuto de silencio por las víctimas del terremoto y el secretario general, Antonio Guterres, manifestó su «profunda tristeza».
El gobierno sirio pidió ayuda a la comunidad internacional, que anunció el envío de ayuda y equipos de rescate.
Fue el caso de la Unión Europea (UE) y de muchos de sus países miembros. También lo hicieron Reino Unido, Israel, India, Azerbaiyán y Ucrania, así como Grecia, rival histórico de Turquía.
El presidente estadounidense, Joe Biden, prometió por su parte «toda la asistencia necesaria».
Y el mandatario ruso, Vladimir Putin, que mantuvo conversaciones con sus homólogos de ambos países, aseguró que les enviará equipos de rescate.
Otros líderes, como el papa Francisco y el presidente Chino, Xi Jinping, hicieron llegar su pésame a las víctimas.
Turquía está situada en una de las zonas sísmicas más activas del mundo.
Expertos llevan tiempo advirtiendo que un sismo de gran magnitud podría devastar Estambul, que ha permitido construcciones generalizadas sin precauciones.