Por José Gregorio Figueroa Delgado (Guápiri-Ñáquiri)
En Cumaná el aspecto económico echó raíces en la recolección simple, la caza y la pesca, aspectos que aliviaron durante un tiempo el hambre de la población autóctona. Después que los conquistadores pusieron sus pies en tierra sucrense, aparece la consecución de nuevas tierras, la búsqueda y explotación de metales preciosos, en el caso oriental perlas, había que dominar sutilmente a los dueños “inconscientes” de las riquezas. La religión se convierte, en nombre de los conquistadores, en un aspecto doctrinario, económico y espiritual de producción para las áreas geográficas.
Los aborígenes “nadaban” sin tener ambición entre grandes riquezas naturales, perlas, oro, plata, tierras fértiles y disposición para el trabajo. La caza de animales silvestres y peces servía a todos. La presión divina de los jefes de expedición logró controlar la parte espiritual de los indígenas, este proceso conducía a la contienda económica. Con el transcurrir del tiempo la pesca de perlas fue sustituida por la actividad agrícola. El trabajo de la tierra exigía mano de obra eficiente para producir lo esperado. Por eso se produjo la importación de negros africanos. Los africanos participaron activamente en el campo agrícola, en la producción doméstica, en el trabajo fuerte y en las minas en el oriente venezolano. Eran considerados mano de obra fuerte. Una actividad económica fue suplantada por otra, la extracción de perlas, la caza, la pesca, la agricultura y la artesanía.