Asi respondió un buen amigo lector de mis reflexiones a uno de mis escritos y agregó: «ojalá y no nos volvamos a equivocar».
He allí el detalle: que no nos volvamos a equivocar. No se equivocaron los chilenos al unirse a pesar de las dudas entre ellos, pues unos habían estado con Pinochet al principio y otros culpaban a otros de contribuir a la defenestración de Allende. Tampoco los Salvadoreños al unirse el Frente Farabundo Marti con otros opositores y lograr el gran acuerdo con el gobierno dictatorial el cual puso fin a una guerra interna de 12 años y más de 100 mil muertos. Lo lograron los Nicaragüenses y se pudieron unir los Sandinistas con el resto de la oposición y logran expulsar a un sanguinario dictador. Innumerables otros ejemplos en el mundo.
Lograron unirse a pesar de las grandes diferencias entre ellos, depusieron sus aspiraciones personales y pensaron en el MAL MAYOR: el gobierno el cual hacía padecer a la mayoría de sus ciudadanos.
Cuando conversamos con personas quienes no son dirigentes políticos e incluso con miembros de organizaciones políticas que no son activistas o son dirigentes medios, siempre manifiestan: «debemos unirnos».
Escoger un candidato unitario requiere un gran consenso, el cual permita seleccionar al candidato UNITARIO por primarias, grupo de encuestas o por consenso. Previamente un consenso para determinar el procedimiento de selección. En nuestro caso eso hasta ahora no ha sido posible. Quienes promueven las primarias obviaron a una gran parte de la oposición y los que promueven el consenso no han convencido a los otros opositores. Conclusión: una oposición dividida facilita la continuación del MAL MAYOR.
Aquellos quienes en pasado reciente «comían en el mismo plato» (por ejemplo Henry Ramos y Bernabé Gutiérrez durante 21 años en los dos primeros cargos en AD) ahora le es imposible buscar esa gran UNIDAD. Las únicas excusas: «aquellos son alacranes»; «son culpables de la continuación del gobierno por no haber votado en el 2018 y en el 2020»; «me quitaron mí partido y se lo dieron a sus aliados»; «somos los auténticos aquellos no lo son»; «me devuelven mi tarjeta y después hablamos»; «las primarias es el consenso pero aquí no participan fulano y zutano».
La gran oportunidad, la misma de mayo del 2018, LA PODEMOS PERDER. Oportunidad para evitar elegir un vengador o a un salvador. Necesitamos es un Venezolano con alta formación, capaz de unir a todos los venezolanos por el bien de todos, que sea incluyente, con un programa de gobierno realizable, con relaciones internas y externas y lleve a cabo un gobierno en donde prevalezca la decencia y tengamos una auténtica separación de poderes.
¿Será mucho pedirle a nuestros dirigentes políticos, muchos de ellos cuestionados, con aceptación más baja que el propio Maduro y con organizaciones muy menguadas, puedan ponerse de acuerdo y también con otros importantes sectores de Venezuela para para poder lograr un auténtico consenso?.
A pesar de su desgaste y de la poca credibilidad de algunos de ellos, ¿será posible por Venezuela puedan hacerlo: Henry Ramos, Henry Falcón, Claudio Fermin, Eduardo Fernández, María Corina Machado, Bernabé Gutiérrez, Timoteo Zambrano, Henrique Capriles, António Ledezma, Andrés Velásquez, António Ecarri, Julio Borges, David Uzcátegui, Alejandro Aguilera, Felipe Mujica, Hiram Gaviria, Miguel Salazar, Roberto Enríquez, Javier Bertuci, Carlos Prosperi, Delsa Solórzano, Biagio Pilieri, Cesar Pérez Vivas, Emilo Useche, José Brito, Luis Eduardo Martínez, Benjamín Rauseo, Elsa Castillo y los Gobernadores Manuel Rosales, Morel Rodríguez y Alberto Galíndez, entre otros?.
¿Las diferencias personales, los criterios propios, las legítimas aspiraciones están por encima del MAL MAYOR? ¿Prevalecerá lo que en una reunión entre amigos y familiares hace unos pocos meses atras uno de los allí nombrados me dijo: «Eloy el problema es que los de la MUD no quieren nada con los de la Alianza y los de la Alianza nada con los de la MUD»?. De ser así, ni vengador ni salvador (ambos no deseados) pero tampoco a un verdadero PRESIDENTE. Lamentablemente los nietos hablarán de lo mismo en el 2030 y en el poder la misma gente.
Sin dudas Lampedusa gravitó sobre esos dirigentes quienes se inclinaron por: «un cambio para que nada cambie».
! Para reflexionar !
Eloy Gil