La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida ofrece una panorámica que confirma las deudas pendientes para superar la exclusión en el país. Aquí presentamos varios datos a tomar en cuenta para cambiar esta realidad durante el próximo año
La pobreza multidimensional se redujo 15% mientras la pobreza extrema pasó de 68% a 53,3% en el último año. Además, la población económicamente activa aumentó de 50% en 2021 a 56,2% en 2022 y el empleo formal subió hasta cubrir a 50% de los ocupados.
La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) 2022, presentada recientemente por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), da cuenta de algunos signos de mejoría en el paisaje socioeconómico del país.
Sin embargo, la ENCOVI también deja claro que en Venezuela persisten graves problemas de desigualdad, acceso a la educación y pérdida de población en edad productiva debido a la migración masiva.
Esta situación aleja cada vez más la posibilidad de que la mayoría supere las condiciones de exclusión y, como consecuencia, dificulta que el país se enrumbe hacia el crecimiento sostenible e inclusivo.
Con la próxima llegada de 2023 se abre, nuevamente, una oportunidad para que los distintos sectores -empezando por el Estado, pero incluyendo también a la sociedad civil organizada, la Iglesia y el empresariado- construyan una agenda de consenso que permita enfrentar los problemas más urgentes, muchos de los cuales están asentados en la ENCOVI.
A continuación una breve lista de esos problemas. Tomar nota quizá pueda servir para poner en marcha la maquinaria de la solidaridad, la productividad y el crecimiento:
1.- La población venezolana se sigue reduciendo.
Al año 2022 se estima que Venezuela cuenta con 28,3 millones de habitantes. ¿La razón? Unos 5 millones de personas dejaron el país desde el año 2015 (principalmente jóvenes, pero más recientemente adultos); también se incrementó el número de defunciones y existe un déficit de nacimientos. ¿Esto qué supone? Que el país está perdiendo su bono demográfico, es decir, la ventaja de contar con el mayor volumen de habitantes en edad productiva, un factor para impulsar el desarrollo. Entender lo que esto significa y ofrecer oportunidades de formación y trabajo productivo a quienes permanecen en el país es fundamental para mejorar las perspectivas nacionales.
2.- Decreció de 59% a 49% el porcentaje de quienes hacen llegar remesas o insumos a su hogar en Venezuela.
“57% de esos envíos se hacen 1 o 2 veces al mes, contribuyendo en alguna medida a la reactivación del consumo en los hogares perceptores”, apunta la encuesta, que muestra que 37% de los venezolanos migrantes redujeron la cantidad y frecuencia de envío de ayudas a sus hogares y 29% dejó de hacerlo. El año pasado estas cifras eran de 22% y 11%, respectivamente.
3.- La cobertura educativa general en el país (3 a 24 años de edad) sigue cayendo y se ubicó en 63%, 2 puntos porcentuales menos que en 2021 y 10% menos que en 2014.
Esto representa el peor registro de los últimos ocho años. El periodo 2019-2020 contaba con 7.696.816 estudiantes y en 2022 esa cifra descendió a 7.051.074, es decir, 190 mil estudiantes salieron del sistema escolar en solo un año. Según la ENCOVI, 1,5 millones de niños y jóvenes están fuera del sistema escolar.
4.- La brecha de ingresos entre los que más y los que menos tienen se sigue ensanchando.
Según el coeficiente Gini, la variable 0 refleja la máxima igualdad y la variable 1 representa la máxima desigualdad. Según la ENCOVI, el coeficiente Gini en Venezuela aumentó y se ubicó en 0,603, mientras que en 2014 se cifraba en 0,407, lo que convirtió a Venezuela en el país más desigual de América y en uno de los más desiguales del mundo. En cuanto a ingresos promedio per cápita, la diferencia entre el grupo más pobre de la sociedad venezolana y el más rico es de 70 veces; esto es, 7,9 dólares versus 552,2 dólares. Además, casi l 40% de los hogares con mayores ingresos están en Caracas. Y Caracas solo concentra 16% de los hogares del país, lo que confirma la existencia de desigualdades territoriales.
5.- La efectividad de los planes sociales del gobierno sigue disminuyendo.
Por ejemplo, el Programa de Alimentación Escolar (PAE) recuperó el nivel exhibido en 2019-2020 con la atención a 67% (4,2 millones) de los escolarizados, versus el 19% que reportó contar con él en la edición de 2021. Sin embargo, “su funcionamiento sigue siendo deficiente, considerando focalización y frecuencia del servicio. Entre los pobres extremos más de la mitad recibe alimentación solo algunos días o casi nunca”, acotó Freitez durante la presentación del estudio.
En cuanto al acceso a las bolsas CLAP de alimentos, 90% de los hogares las reciben, pero solo un 35% lo hace mensualmente, que sería el periodo más adecuado. Respecto a los bonos monetarios no salariales, en 2021, 62% de la población mayor de 18 años lo recibía y en 2022 la cifra bajó a 48,4%.
Parece claro que Venezuela está «lejos de arreglarse», como sostiene el discurso oficial. Ante ello, es necesario que la sociedad civil siga organizándose, con una visión de solidaridad, para articular esfuerzos que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de los más excluidos, sin dejar a nadie atrás, como pide la Organización de Naciones Unidas.
Los resultados completos de la ENCOVI 2022 pueden ser revisados haciendo clic en esta página web: https://www.proyectoencovi.com/encovi-2022
*Con información de El Ucabista. Foto de apertura: Hispanopost