Mientras que la primaria del 22 de octubre se mantiene bajo amenazas y campañas en su contra, la realidad no perdona a la oposición que sigue sin ponerse de acuerdo sobre cómo afrontar la sustitución de un eventual ganador si este está o es inhabilitado para participar en las presidenciales de 2024
Hétor Antolínez
A menos de un mes para la elección primaria del 22 de octubre son pocas las certezas que rodean al proceso opositor, pero algo que está escrito en piedra es que tres de sus participantes, dos de ellos los primeros en las encuestas, no podrán inscribirse en las presidenciales del año 2024 a menos que algo cambie.
Las inhabilitaciones de Freddy Superlano, Henrique Capriles Radonski y María Corina Machado- esta última la que se proyecta a todas luces como la casi segura ganadora de la primaria- son una limitante para la cual la oposición democrática venezolana aún no tiene una respuesta.
Son muchas las voces que reclaman desde ya un mecanismo de sustitución en caso de que uno de los tres mencionados sea el vencedor de la primaria, o en caso de que algún otro resulte vencedor y tenga el mismo trato que por ejemplo se le dio a Machado, cuando de la nada la Contraloría le fabricó un expediente que se hizo público a finales de junio y que la imposibilita de participar en comicios organizados por el Consejo Nacional Electoral.
Mientras que algunos expertos debaten sobre si es o no prioritario definir antes del 22 de octubre este mecanismo, otros señalan que lo importante no es precisamente la fecha en la que se logre este acuerdo entre fuerzas que hoy en día parecen muy fraccionadas, sino la forma en la que se produzca.
Uno de estos puntos en común es la necesidad de que el acuerdo, a pesar de ser de un gran interés para el público, debe permanecer en secreto.
El politólogo Fernando Spiritto así lo consideró: “Sí es fundamental que (en la oposición) tengan un mecanismo de sustitución ante los peligros del Gobierno, al que no le va a temblar el pulso para inhabilitar y evitar que los candidatos lleguen a las presidenciales. Estos mecanismos deben establecerse en secreto, porque si el acuerdo se hace en público entonces estarán dándole la razón al gobierno, resignándose a lo que desde Miraflores se pueda hacer”.
Otro politólogo, Enderson Sequera, también considera vital que el acuerdo al que se llegue, sea antes o después del 22 de octubre, se haga en privado.
“Es positivo que los candidatos discutan mecanismos de sustitución. No obstante, estas discusiones deben darse en privado y, en caso de llegar a algún acuerdo, no hacerlo público hasta que sea conveniente. La prioridad hoy no es discutir el mecanismo de sustitución para los candidatos. La prioridad hoy es asegurar que se realicen las primarias”, comentó Sequera, quien puso como ejemplo las críticas de María Carolina Uzcátegui, ex vicepresidenta de la Comisión Nacional de Primaria y actual detractora del proceso.
Del mecanismo y los acuerdos difíciles
Aclarada la necesidad de tener (antes o después del 22 de octubre) un sistema definido y que sea secreto, surge entonces una duda: ¿Qué mecanismo se debe usar: consenso o nombramiento por el ganador? Sin que se sepa si ha habido discusiones o no entre los candidatos sobre el tema, algunos ya se han pronunciado en contra de estas opciones.
Delsa Solórzano por ejemplo se ha mostrado muy contraria a un candidato elegido a dedo por el ganador, mientras que María Corina Machado ha hecho lo propio rechazando la posibilidad de un candidato por consenso, aunque esto solo en el caso de que la primaria, por algún motivo u otro, no se pudiera realizar.
Enderson Sequera destacó que en verdad no existe un mecanismo “perfecto” para elegir quién debería ser el candidato en caso de que el ganador de la primaria no pueda estar en 2024. Recordó que en la historia reciente el Gobierno ha inhabilitado actores políticos antes de una elección e inclusive después de haber participado (y ganado, caso Superlano en Barinas).
“En este escenario, ningún mecanismo de sustitución te ofrece garantías totales. Ante un autoritarismo, ninguno está totalmente blindado. La pregunta es: ¿Qué mecanismo puede asegurar la mayor cantidad de legitimidad y mantener la expectativa de cambio en la ciudadanía? A mi juicio, esto pasa por una variable: que el ganador de la primaria apruebe la selección. Si éste llama a un consenso y de ahí sale el sustituto, perfecto. Pero también, si el ganador de la primaria designa él sólo su bateador designado, su sustituto, pues este mecanismo también tendría posibilidades de éxito”, expresó.
Sequera agregó que “la primaria va a decir qué tipo de liderazgo está representando al venezolano en este momento. La legitimidad del sustituto pasa porque el venezolano perciba que es una continuación del candidato ganador, y no una imposición del cogollo derrotado”.
Fernando Spiritto destacó lo ideal de un consenso, aunque alertó que en la actualidad “dada la fragmentación que existe en la oposición, no hay amplias áreas de acuerdo entre los partidos políticos”.
“La posibilidad de nombrar a dedo un sustituto es muy difícil. Lo mejor es que haya consenso. Lo más probable es que si el consenso es muy difícil, los partidos hagan alianzas y puedan entonces ir sacando los candidatos, esto obviamente significa fragmentación y sería un beneficio para el Gobierno”, afirmó.
Spiritto expresó que el único escenario ideal que existe es que se genere un acuerdo de apoyar a quien sea que resulte ganador de la primaria del 22 de octubre en su lucha por poder inscribirse y participar en la elección presidencial del 2024, pero dijo que este apoyo solo se debe dar “hasta donde sea posible” y que en caso de que no tenga éxito, entonces sí recurrir al mecanismo de sustitución.
Así como existen puntos en común sobre la necesidad de definir este mecanismo, otro punto en común es lo que pasaría en caso de que este no se lograra materializar.
“Si no hay un acuerdo, entonces aumentará la fragmentación y esto sería un triunfo para el Gobierno”, alertó Spiritto, mientras que Sequera lo resumió así: “sería una victoria asegurada para Nicolás Maduro en 2024”.