Por Manuel Figueroa Véliz
CNP 26.540
Ayúdenme a reconstruir la historia nuestra para refrescar la memoria a quienes ya pasan de los 60 y el alemán está haciendo acto de presencia; asimismo, para que nuestra juventud, hoy ensimismada en los teléfonos inteligentes, puedan conocer algo sobre la ciudad antes que ella comience a desaparecer.
Cuentan que, actualmente, la cuadra que mostramos en el video, ubicada entre la calle Páez y calle Cantaura y al frente del Parque Ayacucho en la Av. Humboldt, tiene “nacionalidad” árabe, libanés para ser más exactos. No se ha podido hacer nada con la bienhechuría, la cual tiene ratos cayéndose a pedazos, por no meterse en problemas con Fundapatrionio Nacional. No podemos olvidar que esos predios forman parte de lo que se conoce como Casco Histórico o Centro Histórico. Aunque existe una ordenanza que permite la restauración; es decir, que en ella debe respetarse el estilo colonial. Eso se hizo, actualmente, en la casa donde por algún tiempo vivió el pintor Genaro Coa. Pero, lo cierto es, que en las ruinas antes mencionadas no se puede restaurar nada por lo deteriorado. Solo hay que esperar que en cualquier momento se desplome como un ídolo patas de barro.
Según investigación realizada, esos terrenos pertenecieron a la sucesión Berrizbeitia, una de las familias más honorables de la ciudad. Allí fue la sede de la empresa La Glaciere, propiedad de los Berrizbeitia, la misma que producía aquel sabroso refresco conocido como KOLITA SIFÓN. Hay quienes piensan que eran dos tipos de refrescos: La Glaciere y KOLITA SIFÓN. No. Una era la firma comercial que elaborada productos gaseosos; entre ellos la famosa KOLITA.
Una anécdota: allí trabajó a la edad de 14 años Don Elías Galantón, quien años más tarde fue funcionario de la Policía Metropolitana en Caracas y luego fue presidente de la Línea de Conductores La Llanada. Cuenta Don Elías que a pesar de su corta edad era un joven fortachón, por eso lo dejan trabajando. En una ocasión subió a un andamio con un saco de azúcar en el hombro, perdió el equilibrio y por poco cae en aquel gran envase donde se procesaba la refrescante bebida. De haber caído, no estaría yo hoy día casado con su hija. ¡Gracias Señor, por preservarle la vida a tu siervo!
Desaparecida la empresa La Glaciere se construyeron varios locales. Los de mayor renombre fueron: la bodega de Domingo Sánchez. En ese negocio había de todo. Era el Makro de aquella época; aunque de menor tamaño. En toda la esquina estaba, hasta hace pocos años, la heladería Bariloche, que luego se llamó Barihelados propiedad del amigo Elio Rodríguez, quien actualmente tiene Helados Elito. Ésta junto a La Rosita han sido las heladerías, de los últimos tiempos, más conocidas de Cumaná.
En esa misma línea encontrábamos la tienda de ropas para damas, caballeros y niños LEA MODAS, de la señora Lea, la mamá de la Dra. Nelly Mata. También la archiconocida LA POPA DEL ZAMORA. Cuántos de los que están leyendo esta crónica entraron a comer en familia un rico pollo asado o a la broster o apostar un dinerito en las patas de un caballo.
En La Popa trabajó un amigo nuestro de nombre Raúl a quien llamábamos “Palomero”, porque vivía en Las Palomas. Palomero preparaba un aderezo con que cubría las capitas de arenque fritos envueltos con harina de trigo, éstos eran los pasapalos que obsequiaban a los amantes de las carreras de caballos que acudían desde muy temprano al lugar a realizar sus apuestas. Cualquiera que probaba estos pasapalos pensaba que estaba comiendo pollo. El último gerente de La Popa del Zamora fue José “el Nené” Jaramillo, también, cuenta el jurisconsulto Rodolfo Brache, que la línea de aerobuses Nuevo Circo tuvo allí una oficina.
Recordar es vivir, dicen por allí. Usted tiene la plena potestad para corregir algún dato reseñado o agregar otros establecimientos comerciales que en esos espacios funcionaron. Fueron muchos; pero no a todos los recuerdo…