Por José Gregorio Figueroa Delgado (El Guápiri-Ñáquiri)
Hablar de los refranes es estudiar la acumulación de experiencias del hombre y su comportamiento. En los refranes “se pueden observar un sinnúmero de comparaciones, sentencias, dicharachos y locuciones populares que enriquecen el léxico del niño” (Domínguez 1975 p.103). La idea es suministrar consejos atinados y advertencias o alertas de tipo moral para que la sociedad oiga y analice. Muchos refranes han logrado quedarse en el lenguaje popular “desde la más remota antigüedad y se han transmitido a través de la oralidad y han sido consagrados por escritores” (Monascal, 1983 citado por Cros 1.986 p.266).
En las antiguas escrituras se encuentran una variedad de sentencias morales. Cervantes (1557-1616) figura máxima de las letras españolas, presenta en su obra un reservorio de refranes y frases proverbiales (Ídem).
–Burro que piensa bota la carga
Esta frase proverbial es muy utilizada en el juego de dominó. Cuando el jugador piensa mucho antes de ejecutar, el contrario aplica la máxima. La persona que piensa mucho casi siempre toma la peor de las decisiones, se recomienda tomar el tiempo prudente y agilizar la respuesta, sin exagerar el tiempo.
–A quién Dios no le da hijos, el diablo le da sobrinos
En la familia no todos los integrantes tienen la dicha o la suerte de procrear hijos. Esos miembros de la familia que por múltiples razones no lograron tener algún descendiente, rellenan ese vacío espiritual dándole afecto a cualquier sobrino, primo o hermanito. Como Dios no le concedió la oportunidad de tener hijos, entonces la antitesis del omnipotente le da sobrinos. No necesariamente debe ser un sobrino, puede ser otro familiar a quién el “desdichado” le presta atención y le brinda todo su afecto.
–Tiempo que se va no vuelve
El tiempo no perdona, el almanaque como se le conoce en los pueblos no se detiene. Los seres humanos en recordatoria a tiempos buenos vividos, evocan suspiros de añoranzas, de bonanza, de satisfacción personal y familiar. Los años le caen encima a los ciudadanos y no hay vuelta atrás, por eso las comunidades dicen: Tiempo que se va no vuelve.
–Entre cielo y tierra no hay nada oculto
En esta vida todo se sabe, según la filosofía de los viejos. Por más oculto que usted tenga las cosas, siempre algún detalle lo delata. Hasta lo más mínimo se descubre, porque alguien comenta y el público se entera. Cuando se cree que la gente no sabe lo que acontece en las comunidades, es porque los secretos ya se han develado.