Por José Gregorio Figueroa Delgado
Otro baile popularizado en tierras orientales lo conforman los chimichimitos, es un baile infantil, también llevado a los planteles educativos. Según datos de Carreño s/f, las gentes del pueblo designaban antiguamente a los espíritus que morían sin el agua bautismal como chimichimitos, significan especie de duendes que perseguían a los niños y los conquistaban con juguetes y golosinas para llevárselos a sus cuevas, donde quedaban condenados a pagar penitencias eternamente (p.59). La gracia que tiene esta diversión para las poblaciones, es un acto cómico, de entusiasmo y de algarabía entre los distintos personajes que intervienen en el acto festivo. En oriente también se le denomina Duendes y Chinamitos.
De igual manera, La Burriquita forma parte de ese intercambio cultural suscitado en América, como producto del encuentro entre las etnias aborígenes y europeas. Lo cierto es que muchas manifestaciones conviven en el gentilicio venezolanista y se quedaron estigmatizadas en el oriente venezolano. Sobre lo planteado, Ramón y Rivera (1980) argumenta: Se ve bailar a la Burriquita por las calles, especialmente durante el carnaval, pero también en la pascua de navidad de algunos pueblos del oriente y occidente del país (p.75).
Esta Burriquita ha caminado por la geografía nacional con distintos aportes en la manifestación y en la musicalidad. Los pueblos abren los brazos para recibir con orgullo la antigua costumbre que todavía divierte a chicos y grandes. El teatro de la Burriquita goza de una gracia indiscutible que remueve el cancionero folklórico de Venezuela. El margariteño y el cumanés muestran en su contexto casi toda la originalidad teatral y musical del oriente. Esta información ha tenido mucha aceptación a nivel nacional.
El Mare-mare complementa otra parte de la danza en las comunidades folklóricas y en las escuelas. En concordancia con el tópico, Salazar (1996) refiere: El Mare-mare es en su origen una danza indígena, todavía en la actualidad la ejecutan los indios waraos del Territorio Delta Amacuro y los descendientes de los Caribes en parte del Estado Anzoátegui (p.24). Lo expresado por el autor confirma el contacto de música y costumbres euroamericanas. Se mezclaron muchos ritmos y se entrelazaron otros aconteceres que hoy día se consumen en el desprecio. El maravilloso sincretismo se hundió en la fosa de los caribes y waraos, esencia de nuestra estirpe. Es interesante resaltar que en algunas regiones orientales se difunde una música distinta con la denominación de mare-mare y esta versión se ha empleado para que los niños conozcan las manifestaciones folklóricas. Se debe recordar que cuando el folklore es transmitido se distorsionan o se pierden ciertos compases musicales que a veces no encajan con el tema que originalmente se conocía. A veces son incluidos otros para darle mayor polifonía, pero que en vez de hacer arreglos a la canción, la desarreglan. Como esta manifestación folklórica es milenaria transmitida de generación en generación en forma oral y la cual estuvo muy bien cimentada en el corazón de nuestra gente, aparecen transculturaciones incontroladas que se encargan de menoscabarla o desarticularla. Al respecto se agrega:
En el estado Sucre se ha visto bailar esta diversión con un conjunto de personas entre las que figura como alusión directa un personaje caracterizado con vestido indígena, bailando libremente junto con la comparsa. Es sabido que son muy pocos los elementos coreográficos que el indígena de todo el continente utiliza en sus festejos y ceremonias (Ibidem: 85).
La mayoría de estas danzas heredadas se mueven en círculos o en grupos de personas para darle emoción y vistosidad a la comparsa dancística. En relación con el baile se conocen dos tipos de música; una propiamente indígena y otra más bien criolla que tienen el mismo título de mare-mare. La música criolla es la que se ejecuta en las escuelas de oriente y de Cumaná. Carmona (1992), argumenta:
Mare-mare significa mae-mae: alegre, alegre, en lengua Guarao. Flauta Carrizo. Baile típico de raigambre nacional, aunque su origen radica entre los indígenas del oriente venezolano (Anzoátegui, Monagas). El canto es grave y monótono, donde en este último caso se evidencia el préstamo cultural europeo. Mare, árbol mítico donde renació la vida (p.21).
Las esencias ancestrales son auténticos aprendizajes como medio para afianzar los valores que se han transmitido de generación en generación por vía oral. Allí están sembradas las raíces culturales de nuestros pueblos.