Se fueron hijos y profesionales valiosos a otros países en búsqueda de nuevos sueños. Se destruyó el país pletórico de grandes recursos como no existen juntos en alguna otra nación del globo terráqueo: hermosas playas e infraestructura hotelera para recibir a un sin número de turistas; regiones con variados climas aptas para los cultivos hortícolas, de granos y frutales; zonas para la adecuada cría de aves, porcinos y bovinos; minas de hierro, oro, diamantes y otros minerales valiosos; petróleo y gas. En fin, Dios privilegió a nuestro país. Esa hermosa nación la han llevado a tal punto que hoy nos comparan con Haití y Zimbabue.
Las más prestigiosas universidades del mundo, en sus cátedras de economía al aplicar los «estudios de caso» estudiarán:
a. «Como un País con tantos recursos fue destruido en menos de 20 años». Caso Venezuela.
Lo compararán, por ejemplo, con Singapur, de la extrema pobreza a una de las más desarrolladas del planeta. Con Catar, país que solo produce gas y ubicado en un desierto, en pocos años (prácticamente desde 1995) se convirtió en una nación altamente desarrollada y con la mayor renta per cápita del mundo. Hasta fue la sede del último mundial de fútbol.
b. También estudiarán: «El robo gubernamental más grande ocurrido en toda la historia de la humanidad». Caso Venezuela.
Una cúpula dirigencial del partido de gobierno colocados allí para hacer los cambios prometidos por Chávez, han despilfarrado enormes recursos económicos y muchos de ellos muestran sus riquezas en Venezuela y a lo ancho del mundo de manera ostentosa e inexplicable. Un gigantesco latrocinio cometido en la «puerta» de la Contraloría General de la República.
!NO LES DA VERGÜENZA!. UN CONTRALOR QUE NO CONTROLA ES CÓMPLICE DE TAL DESASTRE. Debió ser el primer detenido. Con solo la revisión de las declaraciones juradas y las del impuesto sobre la renta podrían hacer una comparación de la manera como viven, dónde viven, los vehículos, aviones y yates donde se desplazan y con el resto de la riqueza que exhiben sin pudor.
Aquellos quienes aún creen en los pensamientos originarios de Chávez estoy seguro SÍ sentirán vergüenza. Los servidores públicos con un comportamiento ético en sus gestiones (que los hay) los cuales pasan calamidades, también deben sentirla. Vergüenza de aquellos denominados dirigentes los cuales prefirieron la riqueza fácil y no el ejercicio decente del poder para lograr el desarrollo del país tal y como lo prometieron.
Ni aún queriendo se destruye a una nación como lo han hecho con Venezuela.
¿Ante esta grave situación la dirigencia opositora realmente desea un auténtico cambio o actúan al estilo Lampedusa?
¿Seguiremos con la prédica de opositores puros y colaboracionistas?
¿Será posible lograr la sublimación inversa para que los sueños evaporados vuelvan a ser tangibles?
¡Para reflexionar!
Eloy Gil