El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este martes un embargo sobre la importación estadounidense de petróleo y gas rusos, para aumentar las sanciones impuestas a Rusia y “asestar otro duro golpe” al presidente Vladimir Putin.
Esta decisión se tomó “en estrecha coordinación” con los aliados de Estados Unidos, dijo, en un momento en que los países europeos, mucho más dependientes de los hidrocarburos rusos, se resisten a adoptar igual medida.
Según medios de comunicación estadounidenses, la prohibición incluirá el petróleo ruso y el gas natural licuado. Los aliados europeos de Washington, que dependen más de la energía rusa que Estados Unidos, no participarán, al menos por ahora.
Rusia representa menos del 10% de las importaciones estadounidenses de petróleo y productos derivados del crudo, lo que significa que el impacto en la economía más grande del mundo sería más fácil de soportar.
Pese a que los estadounidenses están preocupados por la inflación, y ahora por el aumento de los precios del petróleo, lo que merma la popularidad de Biden entre los votantes, la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, apoya este embargo y un aumento de los aranceles sobre otros productos rusos para “aislar aún más a Rusia de la economía global”.
Pero también está a favor de tomar medidas para bajar los precios del petróleo, incluida la liberación de más crudo de la reserva estratégica de Estados Unidos.
“Permítanme ser clara: Estados Unidos no necesita elegir entre nuestros valores democráticos y nuestros intereses económicos”, afirma en una carta dirigida a los congresistas.
Los precios del petróleo han subido alrededor de un 30% tras la invasión rusa de Ucrania y el crudo Brent rondaba este martes los 130 dólares.